Sasha Marienne Sokol Cuillery, nacida en la Ciudad de México en 1970, ingresó a los 12 años al grupo Timbiriche. Otros cinco menores de edad formaron parte de la misma aventura: Benny Ibarra de Llano, Mariana Garza Alardín, Alix Bauer Tapuach, Paulina Rubio Dosamantes y Diego Schoening Weinstock. El nombre del grupo se le ocurrió a María Eugenia Lares, pero el poder económico y mediático sabe cobrar y, sin mengua, la creación fue adjudicada a Luis de Llano Macedo.

El productor Luis de Llano tenía 37 años cuando lanzó al estrellato a Timbiriche; ideado para competir con el grupo español Parchís, que hacía su agosto en tierra azteca. La adolescente Sasha Sokol, apenas tenía 12 años; una etapa existencial frágil en lo físico, emocional y, en lo sexual.

El pasado 25 de junio la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que no seguiría protegiendo a Luis de Llano Macedo por haber abusado sexualmente de Sasha Sokol, cuando ella tenía 14 años. Todo ello, enmarcado dentro de una relación de “noviazgo”, entre una adolescente y un adulto que, además de haber contraído nupcias en Inglaterra con Patricia Stevens y haber procreado con dicha esposa a sus primeros dos hijos (Luis David y Lisa), había cumplido 39 años. Según lo resuelto por la SCJN, parece que el productor de Televisa deberá encarar un racimo de secuelas legales. Realmente ninguna que escape al poder de sus bolsillos.

Ante esto, lo que llama mi atención es otro asunto: ¿Cómo es posible que connotadas personalidades, así como gobernantes de distinto calado y nivel, se rasguen las vestiduras ante lo perpetrado por Luis de Llano Macedo, pero que sean incapaces de reaccionar ante lo que diariamente sucede en México sobre el abuso sexual causado a decenas de menores?

Desde que se puso en marcha la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, al menos 90,245 niñas de 9 a 14 años fueron abusadas sexualmente; quedaron embarazadas y comenzaron a enfrentarse a la crianza. Diariamente, un promedio de 27 niñas en el país está ingresando a una sala de expulsión a parir a su primer o segundo(a) hijo(a). El mayor número de casos lo siguen reportando: Estado de México, Chiapas, Veracruz, Puebla, Jalisco y Guerrero.

Por qué no, además de poner el grito en el cielo ante censurables casos ocurridos a figuras mediáticas, el Gobierno federal, los estatales y los más de 2,400 municipales, así como las respectivas cámaras de diputados(as), asignan más profesionales y fondos públicos, a fin de que se aplique efectiva y sistemáticamente, aquello que desde hace varios años disponen las Normas Oficiales Mexicanas: NOM-046-SSA2-2005, NOM-047-SSA2-2015, NOM-007-SSA2-2016, así como lo que dicta el Protocolo para la Prevención del Abuso Sexual a Niñas, Niños y Adolescentes, a fin de atender frontalmente esta dolorosa, triste e impune problemática.

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